Cada mes de confinamiento de la población, España pierde en torno al 3% del PIB.
La economía española ha perdido un 22% de su producción frente al mismo trimestre del año anterior, o un 18% frente al primer trimestre de este año. El informe con el que el INE acompañó ayer el dato es histórico. Para ponerlo en relación, el segundo semestre de 1936, año de inicio de la Guerra Civil española, el PIB debió experimentar una caída cercana al 23%, y la revolución de 1868 conllevó una pérdida de PIB cercana a un 12%. Ni siquiera en los peores momentos de otra guerra incivil, la tercera guerra carlista de 1874, el PIB cayó tanto: ese año perdimos un 8%, según los cálculos de Prado de la Escosura.
Estamos por lo tanto contemplando impactos en el PIB similares o superiores a los que genera una guerra. Una auténtica pasión. Y considérese que, tras una guerra, el trabajo de reconstrucción de infraestructura destruida suele generar un rebote económico, algo que no ocurrirá tras la pandemia, ya que la infraestructura sigue intacta. La pasión puede observarse en otros datos históricos: el número de ocupados equivalentes a tiempo completo cae un 18%, con ocupados en sectores como el del comercio, la hostelería y el transporte cayendo al 33% o en inmobiliario al 28%. A su vez, las horas trabajadas disminuyen la friolera de un 25%, tanto por el menor número de ocupados como por la reducción de las jornadas. La parte obvia de la pasión es la de que cada mes confinados perdemos aproximadamente un 3% del PIB anual, ya que el consumo cíclico experimenta caídas superiores al 80%. La otra derivada es cómo el confinamiento o la incertidumbre generada por el confinamiento, o por el miedo al Covid, ha provocado abultadas caídas de la inversión (26%). Además, la imposibilidad de viajar ha lastrado nuestras exportaciones de bienes y de servicios, que caen nada menos que un 39%, reducción superior a la de las importaciones (-33%), lo que se explica por nuestra dependencia del turismo internacional. La economía española es más sensible al Covid que otras debido a su mayor exposición al turismo, lo que reduce en porcentaje de trabajos que admiten teletrabajo: el 36%, frente a otras economías con niveles más cercanos al 45%. Por eso nuestro PIB ha caído casi el doble que el de Alemania o el de los EEUU. Francia, con más turismo estaría a caballo entre nuestra caída y la de Alemania.
Si analizamos el futuro, la “gloria” o los aspectos positivos que habría que considerar para contrastar con tanta pasión son muy relevantes. Primero, la incapacidad de consumir cíclicamente durante varias semanas ha acumulado una masa de ahorro que ha desembocado en fuertes niveles de gasto en junio, algo que sin duda ha contribuido a que la caída del PIB, aunque histórica, haya sido inferior a la esperada. Este efecto debería también dar cierto soporte a las cifras de consumo del tercer trimestre. Segundo, la respuesta de la política fiscal (respuesta europea) y la monetaria (inyecciones masivas del BCE) está siendo contundente, con estímulos entre dos y tres veces en dimensión a los empleados en la anterior crisis. Tercero, si comparamos la situación actual con la de la gran recesión de 2009, es cierto que ahora se ha con- traído mucho más el PIB. Sin embargo, en 2009 entramos en un túnel sin contemplar la luz de la salida, en tanto que en 2020 sí podemos verla: el PIB experimentará un fuerte rebrote en el segundo semestre y en 2021, de forma que recuperaremos el nivel de PIB anterior al Covid en aproximadamente algo más de dos años. Tardamos diez en conseguir esto tras 2009.
Con todo, la clave crucial para el futuro de la economía pasa por la situación médica. Previsiones de famosos organismos internacionales sobre PIB con escenarios “con y sin rebrotes” son obtusas. Las pandemias siempre generan rebrotes, como dolorosamente estamos viendo estos días. Por eso, cualquier previsión económica tiene que ir ligada de la médica. El Covid sólo quedará atrás cuando se puedan fabricar (no disponer) masivamente dosis de una vacuna exitosa, y/o cuando estemos inmunizados en un porcentaje relevante para que el virus se extinga. A este respecto, ayer, en Arcano Economic Research publicamos un informe explicando por qué la inmunidad de grupo podría llegar antes de lo que se ha divulgado.
Si fuese así, y unido a los otros argumentos esgrimidos más arriba, quizás 2021 y 2022 sean para nuestro crecimiento años de gloria, años con los que empañemos la actual sanitaria y económica pasión.