China ha crecido de forma insostenible, con evidentes excesos del mercado inmobiliario, y una deuda privada que toca ya 2,2 veces el PIB

“Os enterraremos” afirmó en 1956 el premier ruso Kruschev en las Naciones Unidas dirigiéndose a los países occidentales.  En realidad, no se refería a una invasión militar o a un ataque nuclear seguido de óbitos, sino que hacía referencia al hecho de que la Unión Soviética crecía mucho más rápido que Occidente, y extrapolando dichos crecimientos a futuro la hoy difunta URSS superaría en poderío económico a sus enemigos.  

Ezra Vogel, profesor de Harvard, publicó un libro en 1979 “Japan as number 1”.  El profesor alababa los crecimientos económicos nipones, los comparaba muy favorablemente con los crecimientos previstos de la economía norteamericana, sugiriendo cuánto tenía EEUU que imitar del modelo japonés.

Ejercicios parecidos se han realizado sobre los “dragones asiáticos”, o sobre Brasil, economía que según un prestigioso semanario británico superaría a la del Reino Unido en 2014.  Los últimos 10 años sin embargo el pasatiempo favorito de los pronosticadores es identificar la fecha en la que China superará en tamaño de PIB a los EEUU.   En general los argumentos no difieren de los que utilizó Kruschev en 1956: se extrapolan crecimientos pasados a futuro para, a partir del enorme diferencial de crecimiento entre ambas economías, calcular la fecha en la que EEUU pierda su preeminencia.  

Contemplemos sin embargo una serie de consideraciones sobre el problema que nos ocupa:

Primera, el tamaño de una economía se puede mirar en producción a precios “corrientes” en una divisa determinada (por ejemplo, en dólares) o bien ajustada en función del poder adquisitivo.  Este segundo “ajuste” consiste en evaluar si una divisa de un país está cotizando por encima o por debajo de su “valor fundamental”, definido como el precio al que puedes comprar una cesta equivalente de bienes y servicios en dos países.  Así por ejemplo el precio del yuan contra el dólar en el mercado, que está intervenido por las autoridades monetarias chinas, es muy inferior al precio “de mercado”.  Por lo tanto, si se mide el PIB en precios corrientes y se compara en dólares, la economía de los EEUU hoy en día se acerca a los 21 billones de dólares, con la economía China alrededor de 15 billones.  Sin embargo, si se asumen cotizaciones del yuan de “paridad de poder de compra” entonces la economía China ya superó a la de los EEUU hace unos cuantos años.  Con todo, cuando se plantea la pregunta que abre este artículo en general se hace referencia a magnitudes de dólares corrientes, ya que la magnitud de “poder comparado” está sujeta a muchas subjetividades, así que sobre el concepto de dólares corrientes seguiremos discurriendo.

Segunda, el extrapolar crecimientos pasados hacia el futuro es de una falta de rigor.  Es más fácil lograr crecimientos en una economía poco desarrollada que en una avanzada.  La introducción de la industria o la incorporación masiva de la mujer al mundo laboral oficial en una economía que viene de la pobreza genera mucho crecimiento.  Una vez una economía está más o menos optimizada el crecimiento se vuelve mucho más difícil, fenómeno que en economía se conoce como “la trampa de los ingresos medios”. 

Tercera, el crecimiento económico se reduce a dos variables: las horas trabajadas y la productividad por hora trabajada.  El primer factor depende principalmente del crecimiento demográfico de la población activa, el segundo de la capacidad de innovación de una economía.  Si nos atenemos al primer factor, oficialmente la población China crece al 0,1% y lleva ya casi una década perdiendo población activa, fenómeno que se agravará por la crisis de natalidad; sin embargo, los EEUU siguen añadiendo un 0,7% de población al año.   Si nos atenemos al segundo factor, la productividad, es normal que China haya experimentado crecimientos de productividad mucho más elevados que EEUU.  El motivo es que la base de partida era muy baja.  La introducción de un sector servicios o industrial potente, la formación de la mano de obra y la mejora de procesos productivos han permitido a China crecer a un gran ritmo los últimos treinta años, crecimiento que explica la práctica erradicación de la pobreza extrema en dicho país.  Con todo, los crecimientos de productividad son cada vez menores (ha bajado desde el 6% al 2,4% aunque una parte de la caída se debe a la crisis del Covid) a pesar de que hoy en día China presenta un PIB per capita de cerca de 10.000 dólares, por debajo del nivel de Rumanía, y una sexta parte del de los EEUU.  Si nos atenemos a la generación de patentes internacionales como mejor medidor de la capacidad de innovación de una economía, el dominio de EEUU sigue siendo abrumador.  La productividad de los EEUU crece al 2%.

Cuarta: hay que evaluar si el crecimiento económico es sostenible o insostenible.  La mejor pulsión para hacerlo es estudiar la relación entre crecimiento de una economía y crecimiento de la deuda, en especial de la privada (hogares y empresas).  El crecimiento de los EEUU entre 2000 y 2007 era insostenible debido al enorme crecimiento de la deuda privada y a la burbuja inmobiliaria asociada.  Cuando la deuda privada tocó 1,7 veces el PIB el sistema colapsó.  Desde entonces el crecimiento de los EEUU es más equilibrado (la subida de 2020 está provocada por la contracción del PIB generada por el covid, PIB ya recuperado en 2021).  China ha crecido de una forma insostenible con evidentes excesos del mercado inmobiliario, y con una deuda privada que toca ya las 2,2 veces.  Antes o después se producirá una corrección, algo que comienza a descontar el mercado de high yield chino y que comenzará con la mayor promotora China, Evergrande, que, con más de 180.000 millones de dólares de pasivos, ha advertido de su riesgo de quiebra.

Todos sabemos lo que ocurrió con el modelo económico soviético.  Hoy en día Rusia presenta un PIB inferior al de Alemania.  El estallido de la burbuja inmobiliaria japonesa en 1989 condenó al país a una crisis de la que todavía no se ha recuperado.  Los dragones asiáticos experimentaron un claro frenazo en sus crecimientos al aumentar sus rentas medias.  La economía británica sigue siendo el doble de la brasileña, y estamos ya en 2021.  En mi opinión, la respuesta a la pregunta que encabeza este artículo es que probablemente el tamaño de la economía china nunca supere al de la economía de los EEUU.