La ‘IAgen’ puede alterar la relación entre las empresas pequeñas innovadoras y disruptivas frente a las más grandes ya establecidas
Hace poco, Chegg, una empresa cotizada de los EEUU que vende soluciones informáticas que ayudan a niños y a adolescentes a realizar deberes, anunció que la irrupción de la última versión de ChatGPT, de la empresa Open AI, se había traducido en un importante freno para las ventas de la compañía. Ese día, la empresa perdió 1.000 millones de valor en bolsa con una caída de un 48%.
Mucha gente ha advertido cómo algunas empresas expuestas a la tecnología que ha posibilitado el desarrollo de ChatGPT han experimentado fuertes subidas en bolsa. El caso más icónico es el de Nvidia, que fabrica los semiconductores que se suelen utilizar para desarrollar esta tecnología. La empresa ha alcanzado el nivel de valoración del billón (español) de dólares. Con todo, los impactos “negativos” como el de Chegg han pasado más inadvertidos. Ambos casos (el positivo de Nvidia y el negativo de Chegg) nos deberían obligar a reflexionar sobre el impacto de esta importante disrupción tecnológica en la valoración de las empresas.
Cuando Andrew Grove, consejero delegado de Intel, presentó al cambiar de milenio un multimillonario plan de inversiones asociado a internet, un analista osó preguntarle: “¿Cuál es la rentabilidad que espera obtener de esas inversiones?”. Grove le respondió “¿Rentabilidad de inversiones? ¿Está usted loco? ¿Le hubiera preguntado usted a Colón la rentabilidad de descubrir América?”.
Este intercambio muestra en su crudeza la dicotomía que existe siempre cuando se discute de valor y de crecimiento. En resumidas cuentas, la solución a esta dicotomía es la siguiente: si una empresa no crea valor (porque obtiene una rentabilidad del capital inferior al coste de capital), el crecimiento acelera la destrucción de valor. Solo cuando se dispone de un modelo de negocio que crea valor (retorno de capital empleado superior al coste de capital) entonces corresponde maximizar el crecimiento y defenderlo con fuertes barreras de entrada.
La irrupción de la inteligencia artificial generativa (IAgen), bien en su popular expresión de ChatGPT, o en otras versiones como Llama, de Meta o Bard, de Alphabet, ha provocado un enorme interés que trasciende a los mercados tecnológicos y financieros. Estamos hablando de la que posiblemente sea la tecnología con la adopción más rápida de la historia, algo que acelerará las importantes transformaciones que va a generar la AIgen en muchos sectores y en el conjunto de la economía.
Desde Arcano Technology Research hemos publicado un largo informe analizando los impactos que dicha disrupción puede generar en el mercado de trabajo, en tecnologías relacionadas, en diferentes sectores y en las funciones de una empresa (recursos humanos, finanzas, ventas…). En una sección del informe exponemos cómo esta tecnología está afectando a la valoración de las empresas. Destaquemos alguna idea:
Primera: La IAgen puede alterar la relación de fuerzas entre las empresas pequeñas innovadoras y disruptivas, frente a las empresas más grandes ya establecidas. Si hasta ahora se contemplaba a las primeras como amenaza, ahora el péndulo favorece a las más grandes. El motivo es que las grandes disponen de más datos y más capacidad financiera para tratar dichos datos con IAgen, pudiendo generar importantes ventajas competitivas que se traducirán en barreras de entrada. Lo que está ocurriendo en el sector asegurador es un buen ejemplo.
Segunda: la IAgen puede generar importantes mejoras de productividad. Al menos tres estudios académicos han documentado casos concretos donde se han observado aplicaciones de la IAgen que han repercutido en considerables aumentos en el nivel de productividad. Aquellas firmas que, presenten las capacidades (dato y su tratamiento) para explotar esta oportunidad, podrán obtener dicha productividad, con lo que cimentarán importantes ventajas competitivas. Podrán pagar mejor a sus empleados y eventualmente, vender sus productos y servicios a un coste más competitivo, ganando cuota de mercado.
Tercera: El tratamiento de datos mediante IAgen, si se traduce en una ventaja competitiva que deviene en barrera de entrada, presenta dos implicaciones para una valoración: a) maximiza el número de años en el que una empresa puede crecer orgánicamente por encima del PIB nominal y de sus competidores, y b) maximiza el periodo en el que una empresa puede obtener un retorno de capital (a su vez muy ligado a la productividad) superior a su coste de capital. Ambos parámetros repercuten en una mayor valoración de la empresa.
Aunque muchas veces el impacto de la tecnología tarda en hacer sus efectos, esta vez parece ser muy diferente. Investigadores norteamericanos de la National Bureau of Economic Research ya han identificado oscilaciones positivas de valor en bolsa entre empresas positivamente afectadas por ChatGPT e IAgen que llegan hasta el 100% anual frente a empresas teóricamente “no afectadas”. En realidad, muchas de estas últimas acabarán siendo futuras Chegg. De ahí la relevancia de entender bien las implicaciones de esta tecnología en el futuro de las empresas.
Siempre que he explicado en clase el concepto de valor escribo un acrónimo inglés: CFIMITYM. En castellano, corresponde al significado “el flujo de caja es más importante que tu madre”. Al final, el reflejo de la IAgen en la valoración de las empresas será por esta vía: las ganadoras generarán más caja, y crecerán más que las perdedoras.